El previsible Señor K cumplió con todo lo que cualquiera podía imaginar y que ayer quedó escrito en yynada: primero, mandó a sus voceros -aunque esta vez eligió a los de menor rango y no a sus ministros estrellas- a instalar la idea de que la brutal gresca de ayer fue organizada contra su gobierno, olvidando que todo fue armado por uno de sus hombres de máxima confianza con quién hace poco más de un mes compartieron la inauguración de un hotel del sindicato en Mar del Plata, Hugo Moyano. Y en segundo lugar, se puso como la principal víctima él mismo. Fué recien en uno de los distritos más pobres del país, Jose C. Paz, el líder revolucionario dijo:
"Las cosas no suceden por casualidad. Hay que 'apuntar' contra Kirchner para frenar los cambios en la Argentina"
"En la oscuridad se mueve aquello que no quiere que la Argentina siga creciendo. No admite que haya reconciliación sin impunidad"
"...No es casual lo que está sucediendo con Julio López. Nosotros adherimos a la carta de su familia. Queremos saber dónde está Tito, queremos saber dónde está porque es un hermano argentino que porque luchó contra la impunidad hoy no sabemos dónde está. Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino, esa es la patria que nosotros queremos. Una patria plural, donde debatamos con fuerza las convicciones, una patria sin pactos a espaldas del pueblo, una patria donde la bandera se extienda para todos los argentinos. Una patria que no acepta más que se violen las normas del juego de la convivencia y la democracia. Tenemos que entender que es bueno pensar diferente. (...) Yo les pido que me ayuden, que me tomen de la mano, que me acompañen, les pido que me cuiden y me ayuden a corregir los errores porque estamos haciendo una Argentina distinta y los necesito a ustedes porque sólo no puedo. Está visto con lo que pasó ayer que sólo no puedo, los necesito hermanos míos y les pido que me ayuden con fuerza, les ruego que me acompañen..."
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