22.7.06

SIDE



Recién terminé de leer, SIDE La Argentina secreta, el libro del periodista Gerardo Tato Young que pone luz sobre el organismo más secreto y poderoso que haya creado el Estado Argentino; “Un Estado paralelo. Una policía secreta sin control de ningún tipo”, diría un ex ministro que fue víctima de los espías.
El texto es ágil, entretenido y, si uno se abstrae de que la información allí consignada es parte central de todos los males que nos toca vivir, es posible divertirse con las anécdotas de políticos, jueces y periodistas vigilados por una trouppe de agentes tan potentes como torpes e impunes.
Mezcla trágica del Jack Bauer de 24 con el agente 86 de Control, los servicios pueden meterse en tu casa, revolver todo e irse sin dejar rastros, infiltrar marchas, perseguir piqueteros, infiltrarse en charlas de políticos opositores, torturar en plena democracia, pinchar teléfonos, sacar fotos, filmar reuniones, hacerse millonarios y escribir carpetas. Muchas carpetas sobre todos nosotros, que están alojadas en la planta baja del viejo edificio de Avenida de Mayo.
En el libro tiene un lugar destacado Jaime Stiuso o Aldo Stiles, quién después de pasarse más de tres décadas en la SIDE –incluida la dictadura- es hoy un contertulio semanal del Presidente, al que le lleva información junto al subsecretario Paco Larcher sobre políticos opositores, ministros de su propio gobierno, empresarios, periodistas, policías, militares y todo aquello que pueda interesarle.
Cuenta el libro como a Stiuso el Presidente le encargó “que se ocupara de contener a Blumberg” para “que no se convirtiera en un problema para el gobierno”; como mandó a espías a inscribirse a un curso de Elisa Carrió en el Instituto Hannah Arendt o a escuchar charlas del dirigente macrista Eugenio Burzaco. “La Casa se estaba convirtiendo en la espada moral del Presidente”, dice Young, después de contar como fue, que Stiuso y Larcher revisaron los legajos de Comisarios de la Policía Federal y del Ejército antes del paso a retiro. Así lo relata en la página 297: “Entre abril y mayo el gobierno anunció el pase a retiro de veinte oficiales de la cúpula de la Policía Federal. No lo anunció Béliz, el ministro del área, sino el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Según el anuncio, los desplazados habían sido elegidos por Kirchner, quien, se dijo, había revisado los legajos en su despacho. Por supuesto que no era cierto. Quien los había revisado era Jaime...” Páginas más adelante, escribe “...Kirchner había despedido a Beliz y volvía a recibir a Jaime. Y lo seguiría recibiendo. En la Casa Rosada o en la quinta de Olivos, Kirchner seguiría recibiendo a Jaime” (...) “El poder de la SIDE no paró de crecer. Siguió controlando a los movimientos piqueteros, monitoreando a la oposición, acumulando carpetas de enemigos y hasta de aliados. La SIDE de Kirchner, como las otras, como las de siempre, también ejercía control sobre el gabinete presidencial...”

¿Un gobierno progresista defensor de los derechos humanos violentado la Constitución y la Ley de defensa de la democracia? ¿La nueva centroizquierda K usando los servicios reciclados del aparato represor de los setenta? Sí, todo eso contado de manera minuciosa en un libro que en un país en serio debería desatar un escándalo.

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