19.7.07

Murió El Negro Fontanarrosa

Me acabo de enterar cuando abrí la web de La Nación con ese extraño amor a no estar desinformao aún cuando me tomo un descanso fuera del país: murió Roberto Fontanarrosa leí y se me cerró el pecho. Una congoja de tristeza me quitó el habla como ocurre siempre ante lo inesperado.

El Negro Fontanarrosa se fue de la única manera que dejaría Rosario. Y sus lectores quedamos huérfanos de su literatura. De sus cuentos con los que nos reíamos a carcajadas. De sus historias desopilantes pero ciertas como El Area 18, donde a través de un partido de fútbol un país de los más pobre tiene la oportunidad que le da imperialismo de acceder a vender la licencia de Coca Cola para todo el mundo y por siempre.

O de esos tipos que sueñan que se ganan la lotería y de la noche a la mañana son ricos e imaginan un viaje al caribe y comer y chupar hasta morir para después ganarse a la mejor mina....hasta que se dan cuenta que no. Que el mundo ha vivido equivocado, que primero hay que encamarse y después a morfar y a beber.

El de Inodoro Pereyra. Icono absoluto de la argentinidad. Historieta que logró que miles de personas tengan un motivo para hojear la Revista Viva. El de la Mesa de los Galanes, donde todos soñamos con sentarnos una tarde. El de Boogie. Fontanarrosa, el gran escritor que podía sintetizar en viñetas la historia de la cultura popular y de la literatura argentina. El que hablaba con la misma pasión del gol de Poy que del Martín Fierro. El que escribió el cuento de fútbol más bello que se haya escrito y le puso de título una fecha, que ahora no recuerdo pero algo así como...importa? Si sus lectores recordamos como secuestraron al viejo para llevarlo a la cancha de River porque era la única garantía que había para que Central no pierda.

Murió Fontanarrosa y yo que sólo lo vi una vez, cuando recién entraba a la adolescencia en una fría tarde de la Feria del Libro donde mis viejos me llevaron, donde hicimos la cola y me firmó un poster de Inodoro y me puso "para mi amigo Matías", siento que se murió un amigo del alma. Me quedan sus libros. Y la alegría de leerlo. Y volver a leerlo. Y saber que hoy el mundo se equivocó.

No hay comentarios.: