11.8.06

K y Othacehé


Hoy, el Presidente revolucionario continuó con su gesta patriótica en el conurbano bonaerense. Esta vez el lugar elegido fue Merlo, un distrito que desde una década y media es gestionado por un incansable luchador por los derechos humanos, Raúl Othacehé. Criticó a los dirigentes políticos que "fueron los grandes beneficiados de los años ’90, mientras el pueblo argentino retrocedía" y que "hoy nos quieren decir qué tenemos que hacer". "Tengamos buena memoria”, pidió y felicitó a los funcionarios "de esta provincia que explotó en el 2002". Justo lo dijo con Othacehé que algo de explosiones sabe.
Y como es necesario tener memoria, repasemos quienes lo acompañaron: Felipe Solá, que durante esos años laburó como cadete en un vivero; Aníbal Fernández, que se definió como amigo de Carlos Menem y de Alberto Kohan, pero que en los noventa regenteaba un parripollo en Quilmas; el guevarista Alberto Fernández que jamás fue funcionario de Domingo Cavallo y el dueño de casa Othacehé, de quién es grato recordar una crónica que escribió en el año 2002 (cuando explotó la provincia como dijo K) el entonces periodista Miguel Bonasso en Página/12:

“…En la noche del mismo 22 vecinos de Merlo salieron a la avenida principal (la del Libertador), para protestar por el servicio de agua contaminada que les brinda el municipio conducido por el “Vasco” Raúl Othacehé, ex secretario de Gobierno de Carlos Ruckauf y prospecto, según algunos, de ministro del Interior de la Nación. Mientras coreaban consignas y golpeaban las cacerolas, los más avisados descubrieron que estaba ocurriendo algo raro: no se veían policías por ningún lado. Pronto comprendieron el porqué de la “zona liberada”: a dos cuadras de la plaza principal, “buchones” infiltrados en las columnas se abrieron a toda velocidad y unos 150 matones que aguardaban esa señal se abalanzaron sobre los vecinos para golpearlos con singular bestialidad. Igual que en Ituzaingó, los pesados venían en un camión y dos micros. Uno de ellos perteneciente a la oficialista Unidad Básica Número 2. Mientras muchos vecinos –entre ellos no pocos comerciantes– auxiliaban a los manifestantes y llevaban más de veinte heridos al hospital de General Rodríguez, llegó la policía y, amablemente, les pidió a los patoteros que se calmaran. Los “muchachos” se relajaron y se alejaron dando vivas “al vasco Othacehé” y cantando la marcha peronista.
Pero la persecución no cesó. Amenazas, aprietes, autos fantasmas, acosaron en días posteriores a los vecinos que se atrevieron a denunciar el ataque en la asamblea interbarrial de Parque Centenario. El señor Othacehé en persona dirigió una carta documento “de tono intimidatorio” a la docente Alicia Rodríguez, directora de la E.G.B. Nº 8, por su denuncia ante el foro donde se coordinan las distintas asambleas. El 3 de marzo, a las 18 horas, los desconocidos de siempre incendiaron parcialmente el domicilio de la señora Gladys Quinteros, integrante de la asamblea popular de Merlo.
La mancha represiva comenzó a extenderse por el Oeste del Gran Buenos Aires y pronto vecinos de la Asamblea Popular de San Antonio de Padua fueron amenazados de muerte. En Merlo, donde también algunos vecinos creyeron ver al gigante del estilete, comenzaron a circular unos volantes firmados por misteriosas “Agrupaciones justicialistas de Merlo” y tituladas “Se sacaron la careta” donde se acusa a los legisladores Luis Zamora, Jorge Altamira y Vilma Ripoll y a Hebe de Bonafini de aplicar una presunta máxima de Lenin: “Difamad, difamad que algo quedará”. Cuando los dirigentes aludidos fueron a pedir explicaciones al intendente Othacehé, no fueron recibidos. La respuesta llegó en Morón donde los barrabrava intentaron copar la sede comunal, mientras insultaban a Página/12, al programa de Jorge Lanata, al diario Clarín y a Radio Mitre por considerarlos “medios copados por los zurdos”…”
Pero, claro, estas cosas tiene su origen y en el libro de Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, Galimberti, está. El Intendente K de Merlo –cuentan- junto a Galimberti ingreso al Movimiento Nacional Tacuara, “una alquimia donde se juntaban quienes peleaban por la imposición de un orden nazi-fascista, la reivindicación de la protesta sindical y también algunos militares retirados que proponían el golpe de Estado para legalizar al peronismo”.

1 comentario:

david rojas dijo...

Y sí, hay que recordar todo eso para tirarselo en la cara a aquellos que festejan al presidente y su política: la muestra de las características del gobierno nacional la tenemos en Merlo: no sólo por la represión -las patoteadas de Othacéhe tienen su correlato en la militarización de Sta. Cruz, en las agresiones en el Francés, etc.- sino por la calidad de vida en merlo dónde los vecinos vivimos pésimamente, como se demostró, por xejemplo, en la última gran lluvia en la que los barrios quedaron aíslados a causa de los desbordes, todo por no tener el municipio ni un plan de obras públicas destinado a las necesidades del pueblo -si tiene un camino de la ribera que lleva las exportaciones de Pirelli, Massalin, Imsa y Libermet hasta los puertos de la Ciudad de La Plata, a la vez que esas empresas pagan chirolas por la jornada laboral superexplotadora (turnos de doce horas, pe.).