5 a 3 ganó el rojo y vi un partidazo

Esta mañana cuando mi hija me sacó de la cama bien temprano como cada día,amanecí con dos ideas: hacer un asado e ir a ver a Independiente por la noche. Fue como un impulso y como tal espontáneo.

Al rojo lo tenía un poco abandonado, durante todo el campeonato pasado no había ido a verlo pero esta mañana sentí que debía ir. Pero el impulso no sólo era una ocurrencia caprichosa, hay más y es que amo tanto el fútbol como gran pasión argentina que detesto como insisten en destruirlo. El último paso es este reciente negociado de la transmisión de todos los partidos en un paquete que se vende a través de la tele a cada instante y que además del lucro como principal objetivo trae consigo el segundo que es que el deporte más lindo y el espectáculo más emociante sólo pueda ser vivido por TV, con canchas vacías.

Claro que esto no es sólo sino que a los grandes genios de la lucha contra la violencia en el fútbol se les ocurrió que la mejor forma de combatirla es con tribunas visitantes con la capacidad cubierta sólo con el cincuenta por ciento. Decisión que tiene como origen la concepción del fútbol de Mauricio Macri, la de socios adinerados y turistas que pagan una fortuna para ir a saludar a las cámaras de televisión de TyC mientras hablan con el celular con algún amigo.

La cuestión es que lo llame al viejo y nos fuimos a ver al rojo. Y nos dimos cuenta que pueden hacer lo que quieran pero cuando rueda el fulbo, todo se acaba. Vimos un partidazo, descubrimos un gran jugador como es Oyola que a los tres minutos tiro un tunel memorable, gritamos, sufrimos, nos abrazamos, volvimos a gritas y nos quedamos roncos con el Rolfi Montenegro y con el enorme caño pisado que hizo el Rengo Díaz. El rojo ganó 5 a 3 y ahora puedo empezar la semana de otra manera.