Terminó el partido que Argentina y Holanda empataron 0 a 0 y comenzó la interminable seguidilla de mirones de cámaras de televisión saludando a sus familias desde Alemania, el Obelisco o un bar del centro de Buenos Aires. Ahí está la televisión para llenar las horas que hay entre partido y partido con gente empujándose para decir nada frente a un micrófono de un periodista que también tiene poco que agregar. El fútbol es una de las cosas más hermosas que existen en el mundo y la pasión con la que se lo vive en Argentina es contagiosa. aún para aquellos a los que no les gusta -que no es mi caso-, pero las transmisiones desde Alemania cansan, agotan, llegan a fastidiar, porque no dedican al juego, a analizar jugadas, estrategias, tácticas, sino sólo muestran a centenares de personas que van a los Estadios a salir en televisión. Hay que ver sus caras en los primeros planos embobados viendose en las pantallas gigantes de las canchas. Esos miles de argentinos que en su gran mayoría no viajaron desde su país, sino que lo hicieron desde sus exilios sociales al que fueron sometidos durante el defalco de los noventa, se pintan la cara, se ponen gorros extravagantes y hacen banderas llamativas no para gritar un caño de Riquelme o un gol de Tevez, Crespo o Saviola, sino con el sueño de tener un minuto de fama mundial que se hará realidad cuando alguien los llame al celular y les diga "te vi en la tele".
Si no pudiste ver el partido, la FIFA te armo un resumen:
http://fifaworldcup.yahoo.com/06/en/w/match/template.html?id=37
21.6.06
Publicadas por MM a la/s 6:58 p. m.
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